¿Eres más chica o más gorila?
Última noche juntos
ERASMUSANECDÓTICO
8/5/20252 min read


Sabíamos que iba a ser nuestra última noche juntos.
Nos habíamos prometido “salir tranqui” (pero se nos veía bastante alterados, sobre todo por los exámenes).
Entramos al Chicas and Gorillas de los primeros. De hecho, solamente estaba el dueño (como siempre) sentado en una butaca de madera en un extremo de la barra, comiendo palomitas y mirando furtivamente a cualquiera que entrara.
Los camareros que había estaban sirviendo las primeras cervezas a las 3 mesas que había ocupadas, y nos acercamos para pedir los primeros chupitos.
Los lunes hay oferta de “mangoshots” por 50 céntimos, y claro, hay que aprovechar. A pesar de ser solo 4, beber cada vez cuatro veces seguido vodka puro de mala calidad mezclado con un pelín de zumo no le hace bien a la microbiota. Quién nos avisaba.
El francés tenía saque. Él afirmaba que en el norte de Francia se bebía mucho y que por eso no le subía casi nada. Yo tenía otra teoría respecto a eso.
Pero a la novia… uhhh. Con la primera ronda se entonó, y con dos ya iba muy borracha. Como yo.
De todas formas, fue ella la primera en caer. Se la veía seria y fue varias veces al baño; luego le cambió el color de la cara, de rojo a blanco (bandera de Polonia). Vino y nos dijo: chicos, he vomitado. Nos preocupamos un poco (sobre todo el novio), pero cuando vimos que estaba bien empezamos a bromear.
—¿Ahora mismo te sientes más chica o más gorila?
Me miró de soslayo en plan tú qué crees.
Seguimos hablando, sabiendo que al final no salía el plan de salir: se acababa de arruinar la fiesta. No bailamos. No salimos del bar. No hicimos nada que pudiera resumirse en una story interesante, pero daba igual.
Mientras hablábamos de los planes de reencontrarnos en verano, caí en que posiblemente no volveríamos a vernos nunca. Sin dramatizar, sabemos que existen las redes sociales, pero… yo pensé: quizás esta sea la última vez que estemos todos juntos.
¿Triste? Un poco. Es bueno decidir bien los momentos para amargarse a uno mismo con las cosas que piensas. Yo, como veis, no lo hago.
Pero saber que se va a acabar es como marcarle con subrayador a la escena, el truco. Prestas más atención al pegajoso de la mesa, el etílico del chupito, cómo la alemana esperaba a que alguien dijera la siguiente barbaridad porque no podía evitar reírse (estaba borracha), el olor que sale de los baños, el ambiente que se iba condensando a medida que empezaba a entrar la gente.
Y, por alguna razón, me pareció perfecto.

